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Tolima, 1985

"ÚLTIMOS ESCRITOS DEL DIARIO DE JULIAN, ANTES DE LA TRAGEDIA DE ARMERO".

Armero, 5 y 7 de junio. 11:30 am 

Si hablamos de coincidencias, yo habré de tener miles, pero, si hablamos de excepciones, mi abuelo es una de las mejores. Con él he aprendido a ver las insignificancias de la vida  y a clasificarlas como esenciales. De algo han de existir, supongo, aunque su propósito se desconozca aún. Para mi, una figura de la completa valentía. Cualquier riesgo le queda corto si todo significa alcanzar un sueño. Está prohibido el limitarse como persona, y yo tengo prohibido dar por renunciado a mis ideales, lo recuerdo muy bien, es nuestra promesa.

Crecí estos 12 años al lado de él, acompañado de su inmenso amor que nunca busco desampararme incluso cuando más lo necesitaba, y de su sabiduría, como fuente de conocimiento que me impulsó a ser más conocedor de todo lo que me rodea y a nunca dejar mi pasión por la literatura. A mis 8 años de edad, mientras mis compañeros jugaban a corretearse entre sí, yo me sentaba cuando ya la tarde caía, junto con mi cuaderno y mi lapicero de gato favorito, a escribir las historias más irreales posibles, porque ahí estaba yo, acompañado de tanta imaginación.

Solía leer mis cuentos en la clase de Lengua Castellana con tanto asombro, hay veces preguntándome de qué tanto podría ser yo capaz, y cómo podía ayudar a los demás. Desde ese momento me propuse a sacar aunque fuese 10 minutos de mi tiempo libre, a escribir novelas, historias, con compañeros que claramente se les veía el ánimo y la imaginación para hacerlo. Buscábamos a mi abuelo para que nos corrigiera ortografía, y participabamos en concursos de microcuentos u otras actividades más que tenían que ver con nuestros escritos. Arrasabamos con todo, hasta que ellos crecieron y decidieron dejar su talento a un lado. Y ya los días los pasa solo, con la esperanza de que algún día volverían, aunque sabía que eran lo suficientemente cobardes como para abandonar sus sueños. Ahí entendí lo importante que significaba para mí escribir y aprender todo lo que requiere nuestra lengua.

Mi sabio anciano tiene tan solo 70 años. Profesor de literatura y con él siempre tengo clases dos veces en la semana. Unas veces aprendemos teoría, otras veces solo hacemos, y así nos pasamos la tarde, junto con sus otros estudiantes.

Esta es la primera vez que decido hacer un diario para pactar todo lo que habló con él. Nuestra propuesta para esta ocasión ha sido “los medios de comunicación”. “La comunicación es un proceso que consta de un sujeto que emite un mensaje con una intención y un receptor que es quien lo recibe. A este intercambio e interacción se le llama comunicación”, dice mi abuelo.  El propósito principal de los medios de comunicación masiva (prensa, revistas, noticieros de radio y televisión, cine, páginas web) es, precisamente, comunicar, pero según su tipo de ideología pueden especializarse en; informar, educar, transmitir, entretener, formar, opinar, enseñar, etc.

La primera sección, se introdujo el tema. Vimos las funciones del lenguaje y los elementos de la comunicaciòn. Era tan curioso el hecho de saber, todo lo que se puede hacer a través de un medio. En la segunda sección hicimos actividades con respecto al tema visto; a partir de textos se buscaba escribir la funciòn predominante en esta, se debió completar un texto con la palabra faltante, se elaboró una lista de los textos leídos o escritos en las dos últimas semanas con el propósito de identificar las funciones básicas presentes allí, se hicieron frases en las que predominara cada funciòn, entre otras. La magnifica idea del abuelo Sam fue repartir exposiciones a cada equipo sobre los distintos medios de comunicación. Sí, nos formábamos por equipos para compartir entre todos nuestros ideales, para optimizar trabajo, y para compartir y aprender a escuchar a el otro y su opinión. Era una estrategia que implicaba el dejar a un lado el trabajo individual. Para mí no había algo más preciado que escuchar al otro, y saber que como yo, cada persona ve la vida con una perspectiva distinta. Mi único deseo, en este tiempo que llevo de vida, es que cada ser de luz nunca deje por vencido todos sus propósitos. Que no topen con personas ladronas de Esperanza, y que siempre se desempeñen en lo que su corazón les guíe.

Yo por fortuna tengo a la persona que nunca me va a permitir dejarme a mí mismo y a todo lo que amo. Mi abuelo Sam tiene el papel tanto de Madre y Padre. Esto es otra historia que mas adelante les iré contando, pero nunca podré encontrar a alguien como él, porque si hablamos de personas puras, lo juro con toda la plenitud que nunca encontraría algo igual ni reemplazable.

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Armero, 10 y 12  de Julio. 11:30 am

Nunca me cansaría de decir, lo feliz que puedo ser aquí. En el pueblo todos han de conocerse, y es emocionante y agradable, caminar acompañado de una sonrisa y de un “Hola” seguido del saludo grato que siempre se espera del otro. Los niños idealizandosen de grandes como ejemplares bomberos, doctores, cantantes, modelos, escritores. Viendo la vida desde el ángulo más inocente posible, y no paso desapercibido, yo a lo igual que ellos también soy un niño y la vida, la veo con los colores más vivos, porque aunque se que existen los colores grises, mi pincel sólo acepta aquellos que pueden llenarse de esperanza, que provocan plenitud y ganas. Ganas de saber que cada día es un día nuevo para mejorarse a sí mismo. De grande, prometí, ser el escritor más reconocido de Colombia, y enseñarles a quienes apenas dan un paso, a que den 2 o más, sin nunca abandonar sus sueños.

Todo el fin de semana me pase repasando lo que el abuelo nos dio por enseñado la última vez. Estaba esperando a que este día llegara para poder escuchar la exposición del equipo de las niñas más guapas de la clase. Pero antes de eso visualizamos todos un vídeo en el que se mostraba los medios de comunicación, y cómo es que era que afectaban. Era tan poco realista, sarcástico, y la gracia estaba ahí, plasmada como algo fuera de lo expresivo. Se nos llevo una hora hablando sobre ese inquietante y curioso vídeo, y finalmente escuchamos la exposición de “La crónica”.

La crónica es el estilo periodístico más utilizado en diarios y medios periodísticos. Se caracteriza por brindar información de forma clara y sin tener que utilizar recursos expresivos o de la ficción para hacerlo. Es la recopilación de hechos históricos narrados en orden cronológico.

Escuchamos lo tipos de crónicas existentes, y al final de esta sección, el abuelo se le ocurrió por segunda vez, la magnífica idea de ponernos a elaborar una crónica, de acuerdo a las características de expuestas.

El abuelo es muy magnífico, lo sé, magnífico para algunas ocasiones.

La segunda sección escuchamos la exposición “El reportaje”. Esta exposición me correspondía, pues en una síntesis, el reportaje es un género periodístico que consiste en la narración de sucesos o noticias de cualquier tipo de información. Un trabajo documental planificado, donde hay más investigación previa, que lo que vendría siendo la noticia. Y su propósito, sin duda alguna, es informar.

Finalmente, se dejó la actividad en la que cada equipo elabora un reportaje tanto audiovisual como escrito, pero para este tenemos aún más tiempo.

Al fin y al cabo, funciona todo así, para aprender de algo, con una actividad se corrobora ese aprendizaje.

Armero, 17 y 19  de Julio. 11:30 am

Parecía como escuchar a el narrador de algún programa de televisión. Su voz lo suficientemente capacitada para captar mi atención y la de todos los presentes en aquella sala. Esta sección comenzó con la lectura de una crónica que el abuelo tenía preparada para hoy. Supongo que su propósito era que miráramos como es que era una crónica y que cada quien a su gusto, la pudiese hacer. Escuchar la cronología que esta tenía, las cosas que hacían que está fuera real, u otras más características que hacen de la crónica esencial, era todo un gusto.

En cuanto Sam terminó, se escuchó la exposición “La noticia”. La noticia es el relato de un acontecimiento de actualidad y de interés público. El lector recibe la información sin ningún tipo de valoración personal u opinión del periodista que ha redactado la noticia. Y a comparación del reportaje, este no tiene subjetividad y tampoco una investigación más profunda.

Mientras se exponía el tema, conocimos una nueva palabra. Esta palabra es “Enfermeride” que significa celebración de algún acontecimiento.

Quisiera siempre poder ser conocedor de todo el buen léxico. Es tan intrigante y asombroso, el saber que una palabra o algún sentimiento puede ser expresado de varias formas, de otras miles palabras, con diferentes acentuaciones.

En la segunda sección, era 19 Julio. Un día y ya era el día de la independencia. Así que lo conmemoramos con una lectura y con la realización de una historieta, de acuerdo a los puntos más importantes mencionados. ¡Y sin dudar! Leímos las crónicas de nuestros compañeros, y yo, tenía preparada la mía con tanto entusiasmo.

Recuerdo que en cuestión de segundos que llegue a casa, sentí un breve temblor. Pero era tan solo uno de mis insignificantes sueños, de eso estoy seguro, porque cuando desperté y le comente a el abuelo, él seguía sentado en su asiento favorito y tomando avenda. Nada había pasado, al menos, nada que él pudiera darlo por hecho. Seguía revisando escritos y saco un poco de su tiempo para salir conmigo a caminar un rato. Y así se paso la tarde/noche y ya por fin dormiré un poco en paz. Al saber que nada de ese fantasioso tembleque fue verdad.

Armero, 24 y 26  de Julio. 11:30 am

De las leyes de vida y enseñanza que me ha inculcado mi abuelo, esta es de mis favoritas. -“Julian, sé amable, pues toda persona con quien te encuentras está librando una dura batalla”- Me dijo Sam. Fue como si esas palabras retumbaran en mi cabeza con la misma intensidad que cuando las escuche oír por primera vez. Yo tenía 7 años, cuando me encontraba en el asiento del parque comiendo un helado de vainilla, solo, sin compañía. En el pueblo todos me conocían, así que salir a dar una vuelta no implicaba el riesgo de no volver a casa, aunque los peligros siempre han de estar presentes.

Ese día un niño de la misma edad que yo se acercó a mí y se quedó ahí un buen rato. Yo me estaba enojando un poco por su presencia sin sentido, y estaba esperando a que empezara a hablar para responderle con gran alto grado de exaltación.

De lejos, mi abuelo me observaba, y yo no sabía por completo nada. Aquel niño tan solo se dirigió a mí con un “hola”, y mi respuesta fue tan evasiva y grosera como un “qué quiere”. Se notaba el tono de mi voz, que había sido yo un niño sin modales ni respeto. Recuerdo su rostro, se desvaneció al cabo que le respondí y solo se echo en lágrimas, bajo la mirada, y se fue corriendo. Me sentí tan mal. En ese momento me sentía extraño. Sentía el dolor del otro, lo que el otro pensaba, me tome la tarea de darme cuenta quien me rodeaba. Veía a los demás niños jugar, y me preguntaba ¿qué estarían pensando cada uno de ellos? ¿También estarían tristes? Nunca un rostro de tanto dolor me había hecho cambiar todos mis esquemas desde tan pequeño. Hubiese cambiado su carita si hubiese sido un poco más amable, al no saber que era lo que tenía, o si solo quería hablarme porque no tenía con quién jugar, o si solo necesitaba un amigo o mi helado era lo suficientemente atractivo.

Cuando llegué a casa esa tarde, mi abuelo no me dirigió la palabra. Yo me encontraba en un serio lío conmigo mismo, intentando resolver tantas incógnitas. Pensaba en la chica de la clase de primero que nunca se le ve sonreír, o del niño que por el contrario nunca se le ve estando triste. ¿Qué motivo los mantiene todavía en pie? ¿Qué pensarán?

¿Por qué una palabra tiene la capacidad de destruir incluso mil veces peor que una acción? Un gesto de desagrado, una palabra evasiva, una respuesta grosa…¿por qué me había comportado así? No comí esa noche, y lo hice sin que el abuelo se diera cuenta, pero se que se dió cuenta.

Cuando amanecio, me puse mis zapatos rápidamente y me fuí volado sin que Sam se diera cuenta con rumbo al parque. Esta vez, no llevaba solo un helado, si no dos, con  la esperanza de encontrarmelo de nuevo y pedirle disculpas, mas nunca volvió. Pasaban las horas, los minutos, y ningún rastro de aquel niño. No sabía su nombre, si venía de visita, solo me quedé ahí, con la mano endulzada del helado que ya se había derretido.

Quería ponerme a llorar, me sentía tan mal. Quería hablar con alguien de esto, o solo jugar para olvidar lo que sentía, pero quería hacer algo. Quería en ese instante a un amigo, y mi abuelo no estaba conmigo ahí.

Me acuerdo que me acerqué a una chica, que estaba también en el parque sentada admirando una piedra. Cabizbajo la salude y ella me devolvió el saludo con una sonrisa. No dijo nada, solo me ofreció a mirar con ella la piedra, y sin duda era el mejor tesoro que había visto hoy. A ella y a su piedra.

Ese día, regresé a casa feliz. Mi abuelo me había estado observando desde ayer y él sabía todo lo que estaba pensando y todo lo que había hecho. Cuando me iba a dormir, solo me dijo que fuera amable, no sabes si esa persona con la que te encuentras está librando una batalla. Yo libraba una batalla cuando me le acerqué a aquella niña. Aquel niño libraba una batalla cuando se me acercó y yo le respondí mal. Todo el mundo libra una batalla, por no tan notable que se vea. Y siempre hay que responder amablemente y con una sonrisa, fue mi ley de vida. Ley de experiencia y lo mejor que me pudo haber enseñado mi abuelo y el karma.

Es de mis mejores anécdotas. Esta ley la tengo plasmada en la portada de mi diario. Usualmente suelo enseñarla yo también, pero hay veces espero a que se tropiecen, piensen y reflexionen por ellos mismos. La clase de esta sección la concluímos con el equipo que exponía “La entrevista”. Leímos una vez finalizada esta, las crónicas, y ni más dar, en la segunda sección escuchamos la exposición “El papel de la audiencia”.

Armero, 31 de Julio y 2  de Agosto. 11:30 am.

CUANTAS MÁS PIEDRAS ENCUENTRE EN MI CAMINO, MÁS GRANDE CONSTRUIRÉ MI CASTILLO. Es el decir de mi abuelo Sam.

Le admiro como persona, como hombre y alma de niño a la vez, como madre y padre al mismo tiempo, y como mi mejor amigo y mi único motivo.

Nadie conoce su historia, pero no hace falta que hable, cuando tan solo mirarte te lo dice todo. Que no fue ni ha sido fácil, y que si vieras como todas las caídas le han hecho reconstruirse una y mil veces, con más intensidad.

Nunca le veo llorar, ni ponerse mal. Siempre su rostro se acompaña por una sonrisa o un estado neutro, donde siempre encontrarás calma y paz. Desde que el abuelo llego a mi vida, él es mi hogar.

Aprendo con él más que nadie. A pesar de que todos los días voy al colegio, todos los días va conmigo, porque como he dicho antes, es profesor de literatura. Todos le tienen el mayor de los respetos a el sabio Sam. Todos aprenden, se divierten, y sus enseñanzas las aplican en su diario vivir.

No hay persona más orgullosa de lo que yo estoy de él. Sin más preámbulos, es así, él ha construido su castillo, su trono, con todas las piedras que le han arrojado en su camino para que esté cayera.

Hoy no se hizo tanto realmente. En esta sección se expuso la campaña publicitaria, vimos un vídeo de un comercial, y el análisis que se le hizo en un formato. Un análisis de los personajes presentes allí, de todo lo que significaba, una descripción detallada del espacio, en fin. Se asignó la elaboración de este análisis con un comercial que queramos elegir. ¡EL ABUELO Y SUS OCURRENCIAS! No me quejo.

La segunda sección no la pudimos ver. Sam estaba encargado con sus estudiantes del grado décimo a realizar un simulacro.

Armero, 7 y 9  de Agosto. 11:30 am.

De nuevo aquel sueño. Oía gente desesperada pidiendo ayuda, niños corriendo de algo que no pude ver qué era. Rostros tapados por una masa negra y pegajosa, y una canción de cuna de fondo. Quería contarle el sueño al abuelo. La primera sección no se tuvo por ser festivo, pero de igual forma, en casa, tenía más tiempo para hablar con él.

Tenía miedo, lo sabía. Una clase de miedo indescriptible y si se lo decía había posibilidades de que me dijese que todo estaría bien, pero yo sé que no todo ha de funcionar así. Esa noche comí en silencio. Le dí un abrazo antes de dormir y le bese la frente.

“Te amo abuelo”, le dije, con el miedo de perderlo.

En la segunda sección trabajamos sobre el comercial. ¡Ave maría!, que bien habíamos optimizado el tiempo que adelantamos gran parte del trabajo. En casa, le preguntaba a Sam el por qué de todas sus ocurrencias, mas nunca obtenía respuesta que me dejase satisfecho.

No quise dormir esa noche. Ni quería dormir las otras, pero era absurdo, debía dormir para descansar y solo esa noche me llene de valor, con la esperanza de jamás volver a soñar aquella pesadilla incomprensible.

Armero, 14 y 16 de Agosto. 11:30 am.

Es admirable ser conocedores de todas las capacidades de quienes nos rodean. Saber que no todos han de pensar igual y que cada quien ve la vida en una perspectiva diferente…¿cómo hacen para coincidir cuando es necesario?

Trabajar en equipo lleva consigo aquella implicación. Una tarea que abarca la opinión de cada uno y el cómo buscar un resultado que no deje atrás idea alguna. Donde cada uno pone de sí mismo de acuerdo a sus conocimientos. Tuvimos la oportunidad de observar trabajos tan increíbles como lo fueron los reportajes de nuestro compañeros. Un trabajo que ha de implicar la concordancia de ideas, para llegar a una sola. También como mínimo el resaltar las grandes capacidades de todos para finalizar con un producto de tal magnitud. Todo fue muy curioso y sé que Sam en el fondo estaba orgulloso tanto de mí, de los demás estudiantes y sobre todo de si mismo, por formar seres de gran corazón e intelecto. 

Armero, 21 y 23 de Agosto. 11:30 am.

Había jurado que esta sería la última vez.

Me lo dije a mi mismo sentado en las escaleras de aquella oscura habitación, recordando que en una semana todo se había ido por el precipicio. El abuelo no era el mismo, y de vez en cuando le hacía falta el aliento. Era evidente porque en las secciones de esta clase que aunque hicimos un taller sobre el Barroco, se sintió profundamente cómo su ánimo afectaba toda la clase. El nos había dado tiempo en estas secciones para realizarlo. Es bueno al menos saber que no tenemos que hacer actividades en casa y además se optimiza el tiempo. Sin embargo lo oí, como le hablaba a la vida de la pronta desgracia que advertía y que yo desconocía.

Lo escuchaba de noche quejarse y  suplicarle a todos que corrieran a todo dar. Lo escuchaba decirme todos sus miedos y quizás él crea que es un sueño, pero ahora los sé todos. 

Me pregunte qué pasaba. El abuelo no suele comportarse a tal grado que me hace falta escucharlo reír. Pero quizás no siempre tengamos un buen día y ese era unos de sus días.

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Armero, 28 y 30 de Agosto. 11:30 am.

Socializamos el taller. Solo de eso me acuerdo. El pueblo empezaba a tener episodios en los que ocurrían temblores, más nunca supe el por qué. Me sentaba hay veces a preguntarle a el abuelo pero el jamás encontraba repuesta. Me dolía todo lo que pasaba e incluso él y sus pocos ánimos que pensé que se irían al cabo de los dos días, aún están presentes. No comprendo, quisiera ver con claridad. Todo se me hace difícil, difícil el querer comenzar. Estoy tan cansado de escuchar todas las noches a Sam quejarse de lo que dice creer que se aproxima. Es un recuerdo incesante que carcome todo mi sentir y siempre que lo revivo en mi memoria me asusta. Me da pavor porque habla de muerte. Que seremos ahogados en un sueño. Que miles de esperanzas serán enterradas y que la fé y todo ha desvanecido. Duele ver como la persona más fuerte para mí cae. Ahora no encuentro salida. No encuentro que hacer.

Y así fue como el abuelo Sam tuvo razón. Al cabo de los meses se presento una tragedia que marco la historia de Colombia. Los sueños de un chico de ser una gran escritor, fueron enterrados junto con otros miles de sueños de niños y niñas que anhelaban crecer y ser. Un sueño que todos los día acorralaba a aquel anciano que reía de la vida. Advirtiendo la muerte de más de 1000 habitantes, y sobre todo, más de 1000 esperanzas. Todo esto pudo evitarse si no fuese porque no se creía que aquel volcán arrasara hasta llegar a el pueblo de Armero. Nadie fu creyente hasta el instante en el que todo sucedió. Es claro que esta historia es irreal, pero el suceso es algo que se vivió realmente aquí en Colombia. 

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